sábado, 12 de marzo de 2011

CUARESMA CICLO A

TIEMPO DE CUARESMA
CICLO A

El presente artículo pretende ser un instrumento de ayuda para facilitar la comprensión de las líneas temáticas teológico-litúrgicas que nos ofrece el leccionario de este tiempo fuerte y su conexión con el tiempo Pascual. En gran manera ha de ser útil a los presbíteros para la preparación de la predicación y catequesis cuaresmal, pero también para los equipos litúrgicos en la preparación de las moniciones, la oración de los fieles y los cantos. Si el equipo litúrgico procura preparar las celebraciones, sobre todo dominicales, junto con el sacerdote que preside, será mucho mejor.

1. Cuaresma: tiempo de conversión y redescubrimiento de los valores bautismales en la vida cristiana.

Cuarenta días (de ahí el nombre de Cuaresma), en la Biblia es el tiempo necesario para realizar, prepararse y lograr una experiencia completa de salvación.

Para respetar, casi escrupulosamente, el número de cuarenta días efectivos de ayuno, de los cuales son excluidos los domingos ya que se interrumpe el ayuno porque es Pascua. Desde el Siglo VII se introdujo la costumbre de comenzar este tiempo el miércoles que precede al primer domingo de Cuaresma y que toma el nombre de miércoles de ceniza.

La Cuaresma es un tiempo de purificación.

Desde el Antiguo Testamento, la ceniza adquirió un lenguaje fuertemente simbólico; cubrirse la cabeza de ceniza o de polvo, o bien, sentarse y acostarse sobre ella es un signo de luto, de dolor, de arrepentimiento y deseo de conversión.

Este gesto expresa el dolor pero al mismo tiempo la toma de conciencia y el arrepentimiento del propio pecado, junto a la esperanza cierta en la misericordia del Señor. La cabeza de todos, clero y fieles, es signada por un poco de ceniza para significar que no somos mas que polvo, pero sobre todo es una fuerte y clara invitación a buscar sin cesar la conversión para encontrarse con Dios con un corazón puro. La escucha de la Palabra y la caridad serán la ayuda en esta obra tan necesaria y verdadera.

La Cuaresma es un tiempo de iluminación ya que se abre hacia el horizonte del misterio pascual en una perspectiva bíblico-sacramental. Este misterio se actualiza en las celebraciones litúrgicas feriales y festivas, de la cuaresma y llega a ser signo sacramental de nuestra conversión.


La Cuaresma es tiempo de preparación de los catecúmenos para recibir los sacramentos de iniciación cristiana y en otro tiempo era también un periodo de penitencia para los pecadores públicos, que eran reconciliados antes del Triduo Pascual (el Jueves Santo por la mañana).

Así toda la Iglesia, acrecentada con nuevos hijos y con los pecadores arrepentidos y reconciliados, podía participar en plenitud de la victoria pascual de Cristo sobre el pecado y sobre la muerte.

Hoy todo el pueblo de Dios en su itinerario hacia la Pascua revive el recuerdo de su propio bautismo, profundizando su significado y renovando sus compromisos de fidelidad a Dios en la lucha contra el mal. Al mismo tiempo se reconoce pecador y arrepentido, pronto a acoger el perdón de Dios y la gracia de una vida nueva en Cristo resucitado.


2. Estructura temática del leccionario en el tiempo de Cuaresma

a) Las lecturas dominicales

Si con la cuaresma nos disponemos a la celebración del Misterio Pascual, mediante el recuerdo o la preparación del bautismo y mediante la penitencia, es con la escucha de la Palabra de Dios más frecuente (SC 109) que podemos penetrar en la dinámica del Espíritu que ha empujado a Jesús al desierto para su cuarentena paradigmática para toda la Iglesia.

En el Ordo de las Lecturas de la Misa (OLM), encontramos los criterios que rigen la disposición del sistema de lecturas.

El ciclo A tiene como clave característica o denominador común el evangelio dominical tomado de San Mateo que nos propone la línea teológica de este año: el bautismo, retomando y revalorando el catecumenado con los tres escrutinios en el III, IV y V domingos. Estos domingos recuperan su antiguo nombre: domingo de la Samaritana; domingo del Ciego de Nacimiento y domingo de La resurrección de Lázaro. Los domingos I y II; de las tentaciones y de la transfiguración, son comunes a los otros ciclos.

La primera lectura, presenta las principales etapas, del camino del pueblo de Dios, evidenciando una gran articulación entre estas etapas; este sentido de articulación esta cimentado en el plan divino de salvación:

I. domingo: (Gn 2-3) inicio de la creación.
II. domingo: (Gn 12,1-4) vocación de Abraham; retoma el plan de salvación que se perdió con Adán.
III. domingo: (Ex 17,3-7) El agua que brota de la roca: desarrollo del plan con la providencia divina.
IV. domingo: (1 Sam 16,1-13) Concretización del plan de salvación en David.
V. domingo (Ez 37,12-14) se retoma el plan de salvación después del exilio con la resurrección espiritual.

En el ciclo B las etapas salvíficas están orientadas por el tema de la alianza.

Y en este ciclo C el evento del éxodo pascual viene delimitado en sus cinco respuestas de fe del pueblo de Dios.

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