martes, 22 de febrero de 2011

Curso de Proyecto teologico en la cosntrucción de un templo

SOLO PARA ARQUITECTOS
EL JUEVES 24 DE FEBRERO COMIENZA UN MINI CURSO SOBRE: EL PROYECTO TEOLOGICO EN LA CONSTRUCCION DE TEMPLOS.
ES A LAS 9PM EN LA PARROQUIA DE NUESTRA SEÑORA DE LA ESPERANZA, EN CANDILES

LITURGIA Y ARQUITECTURA

En la actualidad se está perdiendo la conciencia de la importancia que tiene el sentido teológico de los signos y símbolos al proyectar la construcción de un nuevo templo. Dicho de otra manera. Cuando se piensa en construir un nuevo templo, es necesario comenzar por el proyecto teológico que consiste en definir cuál es la catequesis que se quiere presentar en el conjunto arquitectónico, así como el conjunto simbólico. Debemos tener en cuenta que en la construcción de templos cada elemento que lo integra tiene su razón y su sentido teológico.

Para la elaboración del proyecto teológico se deben tener en cuenta los siguientes aspectos:
1. La eclesiología
2. Cristología
3. Mariología
4. pastoral

Además, no debe olvidarse que los espacios litúrgicos son esencialmente celebrativos, es decir, que se construyen para la celebración comunitaria de los sacramentos. En razón a esto, considero que todo arquitecto que incursiona en la construcción de templos  debe contar con fundamentos básicos de teología y de liturgia.

En el espacio litúrgico es de suma importnacia el equilibrio entre el tiempo, la acción y el espacio. Este sano equilibrio hace posible el encuentro del espíritu humano con el MISTERIO.

miércoles, 2 de febrero de 2011

más sobre la amistad

Amigos de Jesús


En el Nuevo Testamento Jesús es la revelación de la amistad de Dios con toda la humanidad. Tt 3,4 expresa: “Pero ahora se ha manifestado la bondad de Dios, nuestro salvador, y su amor a los hombres”. El Nuevo Testamento nos muestra cómo Jesús forjó lazos de íntima amistad con buen número de sus seguidores. Jesús era muy amigo de Marta, de su hermana y de Lázaro Jn 11,5). Jesús lloró con ocasión de la muerte de Lázaro, y los judíos comentaban: “Miren cómo lo quería” (Jn 11, 35-36). Juan recuerda a sí mismo la intimidad de Jesús con el discípulo amado (Jn 13,23) que permaneció amigo fiel hasta la cruz. De la misma manera los evangelios no dejan duda alguna sobre la intimidad de Jesús con María Magdalena. Más aún el mismo Jesús dice a sus discípulos muy directamente: “No os llamo siervos sino amigos” (Jn1,15), con quienes ha querido compartir todo lo que ha oído de su Padre.
Los que viven en amistad con el Señor están llamados a la amistad unos con otros. En el libro de los Hechos de los Apóstoles, se da testimonio de los lazos de amistad en la comunidad cristiana(Hch 2, 44ss). En todo modelo de amistad en el Nuevo Testamento es el de la amistad de Jesús para con nosotros: “Ámense los unos a los otros como yo los he amado”. “Nadie tiene mayor amor que el que da la vida por sus amigos” (Jn 15,12-13). Es, sin duda, un modelo verdaderamente exigente.
Pero así como la amistad de Dios en Cristo para con nosotros es en el Nuevo Testamento el modelo de la amistad humana, así también es verdad que las relaciones humanas de amor perseverante ayudan enormemente a comprender a Dios como amigo.

Almas amigas
Pocas cosas hay tan importantes en la vida como una alma amiga madura y prudente. Como reza un proverbio celta: «Una persona sin alma amiga es un cuerpo sin cabeza»
Es particularmente útil hablar con un alma amiga de nuestra oración, de nuestros sentimientos profundos, de nuestras relaciones, de nuestras alegrías y penas, de nuestros problemas. Un diálogo sincero sobre nuestras luchas sexuales, aún en el caso de que ello nos cause cierto apuro, puede ser un admirable desahogo (¡Finalmente lo pude echar fuera!) y un primer paso hacia la integración y curación. Por supuesto, es necesario que uno escoja a las almas amigas cuidadosamente. Deben ser prudentes, personas con experiencia, de fe profunda. Un guía inmaduro puede ser peor que no tenerlo.
Aún, aparte de las relaciones formales de dirección espiritual, hay otras muchas personas en nuestra vida que pueden ser consideradas como verdaderas almas amigas. Puede tratarse, en ocasiones, de profesores, consejeros, o compañeros en una misma comunidad. La tradición está llena de ejemplos de esta clase informal de almas amigas. Mencionemos por ejemplo: David y Jonatán, Noemí y Rut, Santo Tomas de Aquino y San Buenaventura, San Felipe Nerí y San Carlos Borromeo, San Juan de la Cruz y Santa Teresa de Ávila, San Francisco y Santa Clara, por mencionar algunos.

La amistad


La Amistad

¡Es  tiempo para hacer amigos!
1. Algunas reflexiones sobre la amistad

Partamos considerando que la amistad tiene un papel esencial para el sano crecimiento humano. En el periodo de formación, por ejemplo, es una buena señal que un alumno tenga amigos íntimos y una  señal muy mala que él no tenga ninguno. Es evidente que la amistad ocupa hoy un lugar muy alto en la lista de valores humanos. A continuación unas  reflexiones sobre algunas de sus facetas.

Amistad con Dios
            La amistad ocupa un lugar privilegiado en la tradición judeocristiana. «Dios es amistad». Dios se allega a nosotros con amor y nos empuja a responderle, hablándonos y escuchándonos. Dios comparte con nosotros lo que hay de más profundo en su corazón divino y nos invita a que le correspondamos. Las historias de la relación de Dios con Abraham (Gn 18,17ss) y con Moisés (Ex 33,11) son ejemplares para el pueblo escogido. Pocos relatos bíblicos son tan impactantes como la bella historia contada en el Éxodo 33:
El Señor dijo a Moisés: “Di a los israelitas: Son un pueblo terco y terminaría aniquilándolos aunque fuera muy poco tiempo que anduviera con ustedes: pero si se quitan las joyas que llevan encima, veré qué puedo hacer por ustedes”. Y desde lo del Horeb los israelitas no volvieron a ponerse sus trajes de fiesta.
Moisés tomó la tienda y la instaló fuera del campamento a cierta distancia de él,  y la llamó tienda del encuentro. Todo el que quería consultar al Señor, tenía que salir fuera del campamento y dirigirse a la tienda del encuentro. Cuando salía Moisés, todo el pueblo se ponía de pie y, situándose cada uno a la puerta de su propia tienda, seguían a Moisés con la mirada hasta que entraba en la tienda: En cuanto Moisés entraba en la tienda la columna de nube descendía y permanecía a la entrada de la tienda mientras el Señor hablaba con Moisés. El pueblo contemplaba la columna de nube  que permanecía a la  entrada de la tienda; entonces todo el mundo se postraba, cada un a la entrada de su tienda: El Señor hablaba con Moisés cara a cara, como  un amigo hombre habla con su amigo. Moisés dijo al Señor: “Mira, tú me has dicho que guíe a  este pueblo, pero no me has comunicado a quién me das como auxiliar, y, sin embargo, dices que me tratas personalmente y que gozo de tu favor; pues si gozo de tu favor, enséñame el camino, y así sabré que gozo de tu favor; además, ten en cuenta que esta gente es  tu pueblo”. Respondió el Señor: “Yo en persona iré caminando para llevarte al descanso”, Replicó Moisés: “ Si no vienes en persona, no nos hagas  salir de aquí. Pues ¿en qué se conocerá que yo y mi pueblo gozamos de tu favor si no en el hecho de que vas con nosotros? Esto nos distinguirá a  mí y a mi pueblo de los demás pueblos de la tierra”. El Señor respondió: “ También esta petición te la concedo, porque gozas de mi favor y te trato personalmente”.

Lo que llama la atención en este y en otros relatos del Antiguo Testamento sobre las relaciones de Dios con sus amigos es la intimidad de Dios con ellos. Dt 34,10 dice: “No ha vuelto a surgir  en Israel un profeta semejante a Moisés, con quien el Señor trataba cara a cara”.
Es evidente que escuchar con atención, hablar con sinceridad y confiar totalmente en la providencia son señales que caracterizan a los amigos íntimos de Dios.

Facebook